Jhesus y Virginia Diez al Peñón d'Ifac

Otra jornada bien apurada, con una nueva aventura de andar por casa después de trabajar, recorriendo partes de la pared que desconocíamos o que llevábamos tiempo sin transitar. Volvemos al Penyal, hay que aprovechar los pocos días fríos que tenemos por estas latitudes para escalar en un muro que, de normal, a esas horas a la que le entramos, se asemeja más a una sartén que a un agradable muro para escalar; hoy vamos en manga larga e incluso con chaqueta en varios momentos, dentro de unas semanas, cuando nos asemos de calor, lo recordaremos con nostalgia...

Con Lorenzio, el controlador del paseo. Increíble el conocimiento que tiene de la pared y sus vías sin haber escalado ninguna de ellas! 

Vamos a la zona de la Valencianos. Tenía en mente la vía Jhesus desde que la restauraron; siempre es bueno recordar a los colegas que ya no están. Jesús Ruiz fue mi jefe durante varios años y con el compartí alguna que otra escalada. Una pieza muy importante a la hora de entender nuestro juego aquí, en las paredes de Alicante. Muchas rutas del Cabeçó, Ponoig y Penyal llevan su firma, una de ellas la Jhesus, bautizada por el mismo con su apodo de batalla.

Las dos mejores fotos que guardo de Jesús. Esta en la Espejismos del Ponoig

Y esta en la que se le ve con todo el sosiego del mundo. Habíamos escalado Las Hadas, también en el Ponoig

Así que empezamos por la Jhesus. El primer largo no es muy aconsejable. Desoyendo a mi compañera acabo sucumbiendo al morbo de lo cutre y le doy. Salgo bien parado del envite. Esther, recuperando los seguros arranca un cacho de fisura, en contreto uno donde me había protegido con un alien...

Reseña de Álvaro con la Jhesus 

Y del mismo autor la reseña que intenta descifrar el super enjambre de vías que surcan este contrafuerte E de la pared principal del Penyal


Arrancando junto a la Valencianos, por la que yo creía que era la Jhesus, erré, era más a la izquierda pero la base de la otra fisura, la fisura original, se antojaba criminal para estar asegurando

Aquí ya había protegido para no irme al suelo, la cuestión es que lo marcado con un círculo se lo llevó mi compi

El L2 lo hacemos por Polvos Mágicos y su excepcional diedro acristalado. Una maravilla de la geología que te acaba poniendo en tu sitio, con unos últimos pasos de lo más cachondos (por llamarles de alguna manera).

Luchando para no perder la elegancia, practicar patinaje sobre hielo sobrevuela a cada instante


Seguimos unos metros de repisa de La Valencianos y al acabar la cadena y los escalones nos encaramamos a la izquierda, por unas fisuras; un cordino marca el camino a seguir. Luego nada, incertidumbre. Sigo con tiento hacía otra fisura. Una hermosa lavanda tapa un súper agarre que me devuelve la confianza. Protejo a discreción y salgo de una fisura algo peleona a una placa y, ohh! Sorpresa!! Restaurada?? Encuentro dos buriles de la primera ascensión y un parabolt de los 90. Trago saliva, me acuerdo de los "restauradores" y de algún familiar cercano a ellos durante un buen rato y salgo de allí de la manera más elegante posible (más me vale). Esther flipa con el largo al recuperarlo. Muy bueno pero de andar con mucho cuidado sobre todo si el óxido sigue presente en los inseguros seguros fijos del largo.

Terminando el L3, largo clave de Jhesus.

Ya es tarde y se me cruza el cable...por hoy ya está bien de placa. Enganchamos la diagonal superior de la Directa UBSA y la seguimos hasta toparnos nuevamente con el inicio del diedro final de Polvos mágicos. De ahí cambiamos de tercio y nos metemos en el pilar desplomado que cierra el contrafuerte E por su derecha.

Llegando al diedro final de Polvos Mágicos, después de haber recorrido en diagonal todo el frontón final de la Valencianos aprovechando en parte la Directa UBSA 

Tras unos metros por la Polvos desvío a derechas para seguir por la excepcional Virginia Diez. Y para convertirla en excepcional vuelvo a desoír a mi compi y cuál tractor asciendo en uno los dos largos que componen este super rutón, festival de caliza al cuerpo! No me reprimo y cuando alcanzo la reunión superior me asomo al vacío y grito. Un grito de placer que un ratito después repite mi compi. Y es que pedazo de vía la Virginia Díaz... lo bueno si breve dos veces bueno. Un auténtico festival de agarres redondos, cazos, buenos pies y algún que otro paso curioso.

Foto topo de la Virginia

El que escribe, con el diedro al revés por culpa de la autofoto

Y en esta como toca, con todo el vacío, el Peñón y el mar a nuestros pies


Alcanzamos la cima, reímos con unas polacas que pasan por allí y, tras plegar la cuerda y calzar las zapas, volvemos a bajar con las últimas luces, flipando con todo lo que tenemos al lado de casa. 

Buenas escaladas!!

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