Diamante en forma de vía.
Cada vez más fanático de estos caminos inescrutables que, sin aparente motivo, nos atraen a recorrerlos una y otra vez.
Como buen diamante bruñido brilla al Sol. Rojo intenso, calidad suprema.
En las entrañas del Puig, en una Aguja cargada de encantos.
Vía requete reseñada y bastante escalada desde hace décadas. Cuando disfrutemos de su espectacular roca tendremos cierto regusto a la escalada sobada de la vecina escuela de Sella, encontraremos parecido en las formas de la caliza y en lo pulido de sus agarres. Aún así no deja de ser una indispensable de nuestro elenco de escalada tapiera alicantina, obligatorio tenerla tachada!
La Diamante es uno de los buques insignias del concepto de escalada UK que impusieron los Edwards tanto aquí como en el resto de paredes que visitaron en sus primeros años de estancia en España, allá por los 80-90 del siglo pasado. Una manera de ver la escalada diferente a la que por aquel entonces se tenía por bandera en España. Mientras que aquí se estaba imponiendo el todo equipado, tanto en deportiva como en pared, ellos dejaban largos desequipados a proteger con flotantes, en algunos casos largos nada fáciles, de 6° y 7° grado, mezclados con tiradas en las que algunas chapas obligatorias marcaban el rumbo porque era imposible pasar sin ellas. Aquellas vías aún siguen generando respeto por el alto grado de compromiso que conlleva afrontarlas a vista, desde abajo, colocando las protecciones. En la Diamante encontramos todo lo anterior en un grado humano y sobre una roca fantasía que permite apurar bastante con los fisureros y friends.
En nuestro caso nueva escalada fugaz al atardecer, aprovechando la tarde, perfecta para volver a recorrer esta delicia en forma de sendero de roca. Esta vez en la oeste del Campana, una montaña que vemos constantemente en nuestro día a día y que esconde tesoros como la Aguja Encantada y su diamante más preciado.
Hacía muchos años que no ascendía por la Diamante. En su día hice la entrada directa, un 7a equipado con eslabones de cadena. Hoy, con Esther, nos lo tomamos con más calma y hacemos la entrada original, un V+ diagonal que escalada una sucesión de fisuras y diedros perfectos para entonar el cuerpo.
En el muro de arranque, justo a la derecha de nuestro evidente camino marcado con un clavo lazado con un desvencijado cordino, veremos una serie de vías deportivas que han ido surgiendo con los años. A la derecha una con chapas caseras bastante grandes que no parece ir mucho más allá. La siguiente una línea que cruza a los 15 metros del suelo la nuestra y más arriba se adentra en el gran bastión rojo junto al Pilar de Finestrat. Y más a la derecha una equipada con robustos seguros químicos que escala toda la aguja; está nos servirá para montar nuestra R1 aprovechando la suya. La cruzaremos e iremos justo a su derecha durante dos largos.
Seguimos. El L2 de la Diamante es la clave del asunto, un largo casi equipado en el que los cantos pulidos del arranque pueden hacer que parezca algo más del 6a+ que marcan la mayoría de reseñas. El final de esa corta tirada es una pasada. El Camalot del 3 nos alegrará la vida, un fisurero gordo también puede hacer las veces de salvavidas. 6a+? 6b? Una vez más llegaremos a la conclusión que en estos terrenos el grado es relativo y orientativo. Hoy estoy bien y me parece fácil, mañana me entra miedo y me parece imposible. Desde luego ves reseñas de diferentes procedencia y ni una coincide con la otra en esto del grado, la Diamante esta reñida con las matemáticas!!
De la R2 seguimos el diedro hasta que nos deja en terreno indefinido. Se puede seguir recto, nosotros tiramos a derechas hasta topar con Espolón de Finestrat, subimos unos metros hasta una reunión de esa vía y nos fuimos otra vez a la Diamante yendo rectos, a un parabolt solitario en una placa. 6a+ tanto al principio como al final de esa larga tirada, claramente más fácil que la anterior. Reunión en una cueva muy característica.
Y de la cueva saldremos mediante unos atléticos movimientos de V+ imponentes, asegurados por un gran puente de roca lazado con fino cordino. Por encima de la cueva seguiremos en paralelo al último largo de Espolón Finestrat o Judas el Miserable; nuestro terreno está libre de seguros y atraviesa unos techitos fisurados, una zona que impresiona desde abajo por la escasez de seguros. Por limitación horaria atajamos al superar la cueva y fuimos a la penúltima reunión del Espolón Finestrat para comenzar rápidamente el descenso. Nos dejamos pendiente ese tramo a equipar de 6a con el que se corona la ruta.
Si alcanzamos la cima del contrafuerte por el que venimos ascendiendo podremos seguir escalando por otras rutas hasta arriba de la Aguja. Lo normal es rapelar desde ahí. Usaremos tres reuniones de Espolón Finestrat (grandes argollas caseras instaladas sobre parabolt) y la primera de nuestro objetivo del día.
Y eso es todo! Buenas escaladas!!