Conocí a Esther hace unas semanas en Sella, una tarde de verano de esas que dan para apurar haciendo unos cuantos bordillos del Rino. Mientras escalabamos hablamos de una ruta del Divino que se llama como ella, la vía Esther. Me sorprendió que la conociese y, más aún, que le hiciese ilusión escalarla. Le propuse hacerla y aceptó.
La protagonista de que esa línea se bautizase así es la que durante gran parte de su vida fue la esposa del prolífico Rowland Edwards. Rowland, junto a su hijo Mark, son los protagonistas de cientos de vias diseminadas por toda la Marina Baixa. Durante sus primeras décadas en Alicante (años 90 y 2000) imprimieron a sus aperturas el estilo clean climbing tan típico de la escalada en Inglaterra. Sus vías tenían poco material fijo, eran very cheap, la autoprotección se imponía en todas sus rutas, algunas de ellas verdaderamente difíciles.
Una de las paredes que más atrajo su atención, como no, fue el Peñon del Divino. Esta palestra de 400 metros corona el valle de Sella y ofrece varias paredes cortadas a cuchillo donde llevar al limite aquello que tanto nos gusta.
Varias fotos de mi amigo Andrés Llorens. Una de las personas que mas ha andurreado y fotografiado el Penyó del Diví |
La via Esther es de las rutas mas fáciles que tienen abiertas el english team; realmente es una variante a la primera via que se abrió en el Divino, la Notario-Maldonado. La ruta pionera ataca el evidente diedro tumbado para, cuando lleva 60 y poco metros, salirse de este a buscar terreno mas sencillo. Nuestro objetivo aprovecha unas placas perfectamente esculpidas y un diedro fisura de libro en el que, sorprendentemente, encontraremos bastantes chapas, para escalar siempre a la vera de ese gran diedro que marca de manera bien visible la parte izquierda de la pared inferior del Divino.
El largo 1 y el 2 son ideales para ir calentando y entrando en materia. En el comienzo veremos una chapa grabada. Se equipan de maravilla y la roca es de una calidad increible... |
Reunión aromática |
Esther y Jose Ángel, que aceptó gustosamente venirse a hacer una escalada divina |
La tercera tirada tiene varias opciones. Nosotros escalamos de manera directa, por una fisura de 6b algo equipada con chapas. Tras esto queda un largo en el que algún tramo de mata tracción se mezcla con placas de gotas en las que andar fino.
En general la vía está bastante tumbada y se escala de manera relativamente cómoda, siempre y cuando contemos con el material apropiado. Los autores proponen rapelar la vía. En la ultima reu veremos un cable con argolla. Nosotros seguimos escalando por un tramo de espartos hasta que un muro nos cierra el paso. Por la derecha escalaremos una corta canal de roca algo delicada que nos depositará en la gran repisa central. Ese último tramo hasta la repisa lo hicimos en zapatillas, aconsejable.
El segundo plato, Esther y José Ángel lo desconocían; finalmente atacamos la parte superior de Amor de Odio. Una combinación excelente para rematar la jornada.
La Amor de Odio es obra de otro incasable aperturista, Armand Ballart. La Amor de Odio es una via muy clásica. Abierta a base de clavos, fisureros y muy pocos expansivos. Cotada al estilo Ballart, con unos V+ que le pondrán los pelos de punta al mas pintado. La parte inferior es dura. La superior, que es la que escalamos, no se queda corta.
En este croquis del amigo MBG puede verse con todo detalle la parte de la Amor de Odio escalada y que la Esther es una difícil variante de la pionera Notario-Maldonado |
El L1, despues de atravesar la gran terraza y escalar un corto muro equipado con una cuerda fija, arranca junto a una visible flecha grabada. Es un largo que te pone en tu sitio. Tiene canto pero cuesta encontrarlo, y el equipamiento, como en el resto de la vía, está justito y muy vetusto. Después viene la gran diagonal a izquierdas. Un largo antológico que esconde una grietas ideales para agarrarse y autoasegurar.
Diagonal a izquierdas, calidad suprema! |
El último largo es difícil de ver. Yo me pasé de frenada, me salté una reunión de clavos y monté la paraeta en el borde de un jardín colgante. Por no enderezar a derechas, para buscar la salida original, tiré recto por una zona evidente que acaba coronada por una fisura diedro. Eso es un embarque de libro. Y lo peor es que lo tenía claro. Llegué a dos clavos sin problemas. Ahí la cosa se empina, empieza la fisura pero la roca empeora. Dos cordinos en sendos puentes son nuestra guía. Sangre fría y buena colocación de pies seran nuestro mejores compañeros para esos últimos 15 metros si decidimos salir a lo naufrago. Yo recomiendo navegar como toca y salir por la derecha.
Metiéndome en la boca del lobo, eso si, con buenas vistas |
La fisura es muy tentadora pero no es oro todo lo que reluce |
Jose Ángel escalando los últimos metros de la pared. Ese diedro marca el final de la embarcada, y de nuestra combinación |
Buen estreno para nuestra compañera. Una combinación de esas que no se olvidan fácilmente. Enhorabuena! |
Usamos 15 express, camalots, totems, aliens y fisureros. Se puede ir con algo menos. Nosotros empalmamos varios largos y al ir tres tuvimos que reforzar con especial ahínco varias reuniones. Tardamos unas 6 horas.
Y eso es todo. Espero que lo disfruten!
Buenas escaladas!!
P.D. A la memoria de Esther Edwards. Falleció hace 6 meses. Justo un mes después que corriera igual (mala) suerte mi madre. Ambas tenian la misma edad. A Esther no la conocí personalmente, pero creo que, como mi madre, fueron mujeres maravillosas que alumbraron el entorno que les rodeó. Pura poesía para la vida!